top of page

EL NUMERO DE LA BESTIA 666? Estas Seguro? o la Iglesia una vez mas nos mintió?

Como respuesta a la pregunta, el número 6 por sí mismo no tiene connotaciones negativas, de hecho, en la simbología de los números representa el alma humana y el equilibrio. Sin embargo, sí es cierto, que el numero 666 se cita en la Biblia, y concretamente en el Apocalipsis para representar la marca de la bestia, y por lo tanto se le relaciona directamente con Satanás o con el Anticristo. El mundo antiguo adoraba los enigmas, un truco común era utilizar un número para ocultar un nombre. En los alfabetos griego y hebreo a cada letra le correspondía un número, por lo que si se sumaba el valor total de las letras de un nombre, se obtenía un código numérico ANNA (En griego) A=1 N=50 A N N A 1+50+50+ 1 Por lo tanto el 102 es el número de Anna Sin embargo en el Apocalipsis San Juan parece ser que nos proporciona este enigma pero al revés, da el número de la bestia e invita al lector a calcularla Apocalipsis 13:17 17 Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre Apocalipsis 13:18 18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis A partir de aquí surgen las interpretaciones


Para los historiadores la respuesta es obvia, se dice que San Juan pensaba en el emperador Nerón, y si se escribe el nombre de Nerón Caesar en hebreo, la suma que representan sus números es el 666. Para realizar este cálculo debemos conocer primero el hecho de que en griego/hebreo las letras del alfabeto tienen valor numérico, ya que estas lenguas carecían de numerales, segundo, que la lengua hebrea no usaban vocales entre las consonantes y por último las equivalencias numéricas.



Por lo tanto, el número 666 parece ser un código antiguo que une al emperador Nerón con el número de la bestia; sin embargo, una serie de documentos descifrados recientemente cuestionan si el 666 es realmente el número de la bestia. En 1985 un grupo de arqueólogos británicos que realizaban excavaciones en la ciudad egipcia de Oxyrhynchus descubrieron un vertedero a unos 10 metros de profundidad, hallando en él numerosos fragmentos de papiros que rápidamente trasladaron a Oxford para su análisis. En 1999, los primeros resultados sobre el estudio de estos documentos develaron que uno de estos pergaminos correspondía al Apocalipsis de Juan, escrito en el siglo III y sobre el año 300 D.C. Esta investigación también reveló que el número más infame del mundo que representaba a la marca de la bestia, no era el 666, sino el 616. Tres letras representan el numeral: JI que representa 600, IOTA que representa el 10 y SIGMA que representa el 6





Entonces si el nº de la bestia es el 616, la suma total no da el nombre de Nerón, por consiguiente el número sugiere que el objetivo de Juan era otra persona Por lo tanto si aplicamos el mismo juego de números, obtenemos otra figura odiosa, otro emperador romano, Cayo Caesar, mas conocido por todos nosotros como Caligula. Las letras de Cayo suman 284 y las de Caesar 332, lo que nos da un resultado de 616. Otra connotación negativa del número la encontramos en la simbología judía, que atribuye al 666 el significado de APOSTESÍA, basándose en que la Biblia cuenta que en el año en el que el Rey Salomón recibió 666 talentos de oro, éste volvió la espalda a Dios, obsesionándose con dinero, las riquezas y las mujeres. (1 Reyes 10:14-15) 14 Y el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 15 aparte de los hombres viajantes y la ganancia de los comerciantes y todos los reyes de los árabes y los gobernadores del país. Si hacemos un breve repaso por la historia, la parte ingenua de cada generación creyente ha ido bautizando como el anticristo a los enemigos feroces de la iglesia, así para muchos cristianos del siglo VII el anticristo fue Mahoma, o Martín Lutero en el XVI, también el Papa también fue considerado como tal para los protestantes, o hasta hace bien poco para mucha gente el comunismo era el anticristo, por que era el opuesto a que se instaurara el reino de Dios en la tierra. Lo único cierto, con independencia de lo que nos quisiera representar San Juan con el número 666, es el hecho que el anticristo no es más que una denominación simbólica para representar el antagonismo de Jesús.


En el libro del apocalípsis, o Libro de las revelaciones, sólo se menciona una vez el número 666, señalando que se trata del número de la Bestia que sirve al Dragón, y luego se lo vincula con la Marca de la Bestia que llevarían impresa todos los seguidores del mal. Ante todo, el 666 es tanto un número simbólico como una gematría, es decir, un juego críptico. Si hablamos de símbolos, el 6 representa lo imperfecto, lo incompleto, por faltarle la unidad que podría constituirlo en el número 7, lo ideal y perfecto. Siguiendo este razonamiento, el 666 es sencillamente la imperfección absoluta. Pero si tomamos el 666 y lo desglosamos con las herramientas adecuadas pronto veremos que el apocalipsis no tiene ninguna relación con el futuro, sino con el presente de los primeros cristianos perseguidos. Los Papiros de Oxirrinco han venido al rescate, confirmando que la primera versión del Apocalipsis de Juan no aparece el número 666, sino 616, detalle que puede enajenar a cualquier teólogo pero no al hombre de ciencia, ya que "traducir" el 666 es exáctamente igual que hacerlo con el 616, o con cualquier otro número misterioso. Si traducimos la cifra 666 a una numeración romana nos da: DCLXVI. Este resultado es un acrónimo bastante conocido, que significa: Domitianus Caesar Legatos Xti Violenter Interfecit(Domiciano mató cruelmente a los enviados de Cristo), apuntando claramente al emperador Domiciano, último emperador de la dinastía Flavia y célebre cazador y asesino de cristianos. Si nos basamos en el 616 de la primera versión del apocalipsis simplemente debemos eliminar la L (legatos), por lo cual nos quedaría: Domiciano mató cruelmente a Cristo. La metáfora, como vemos, sigue intacta, y continúa denunciando a la misma persona. Es notable ver como algunas figuras penetran tan profundamente en la psiquis colectiva, convirtiéndose en verdades incuestionables, cuando es el deber de todo hombre cuestionar absolutamente todo, y en particular las afirmaciones de los santos. Poco han hecho los hombres de fe por despejar nuestra mente, por el contrario, nos han azuzado desde sus púlpitos prometiéndonos toda suerte de calamidades y baños sulfúricos basándose explícitamente en el libro del apocalipsis. Pues bien, desde aquí abajo (demasiado abajo, dirán algunos) nos animamos a despreciar esta completa falta de criterio para examinar lo que a todas luces es una denuncia, una declaración, y jamás una profecía. El número 666 (o 616) habla de una Bestia, pero no de un siniestro anticristo futurista, sino de un emperador y una sociedad que, acostumbrada a la tolerancia religiosa, se vio invadida por los cristianos, gente con buenas intenciones pero un tanto insistentes a la hora de exponerlas. Domiciano y Nerón, entre otros, fueron el anticristo, es decir, el rival de Cristo para los buenos cristianos que comenzaron a instalarse en Roma. Pensar otra cosa es descabellado, pero no imposible. Nuestra recomendación a quienes defiendan a capa y espada la posibilidad de un apocalipsis global es que se busquen otro libro sobre el cual construir sus pesadillas, pues el Libro de las Revelaciones, me temo, habla de otra cosa. Por supuesto que los fundamentalistas cristianos podrían elaborar una última hipótesis, brutal, por cierto, pero basada en el mismo sistema que hemos aplicado para explicar el significado del número 666. El resultado de esta hipótesis demencial señala que el gran adversario, la Bestia y su número, son nada menos que internet. En honor a la verdad, expongamos de qué trata esta interpretación. Hace unos veinte años un grupo de arqueólogos trabajó en las márgenes del Mar Muerto, buscando indicios concretos de las ciudades de Sodoma y Gomorra, cuando dieron con los vestigios de una antigua cultura semítica. Se hallaron grabados misteriosos, símbolos identificables con la letra griega omega (Ω o ω), a los que luego le atribuyeron la pronunciación Uom. Este símbolo se repetía en incontables triunviratos, una especie de cacofonía lunática que repetía constantemente Uom, Uom, Uom. Si trasladamos esta curiosa letra omega al alfabeto hebreo (letra Waw, con la que mi teclado se niega sistemáticamente, pero que podríamos definir como un seis invertido, o 9), y luego lo traducimos al latino, nos da una constante y concreta W. Razón por la cual algunos analistas desquiciados afirman que el número 666 significa WWW, es decir, World Wide Web. Demoler una historia no es sencillo, y mucho menos si esa historia tiene casi 1.800 años horadando el imaginario colectivo. Predecir el fin del mundo es sencillo, así como es sencillo predecir el nacimiento de una estrella o el colapso de una supernova. Son cosas que sucederán eventualmente. Pero torcer las intenciones de un texto, pensado para denunciar el genocidio cristiano por parte de la aristocracia romana es, por lo menos, excesivo. Algún día el mundo terminará, pero antes terminaremos nosotros. Moriremos, y, con el tiempo, morirán todos los que nos han conocido, y luego todos los que alguna vez escucharon nuestro nombre. Razón por la cual no vale la pena aferrarse a presagios macabros que nunca existieron. El único apocalipsis que realmente importa es el que obnubila la mente de los hombres, el que oscurece la razón y esgrime profecías allí donde nunca las hubo. Es nuestro deber como seres humanos plantarnos frente a cualquier deidad o zarza ardiente del desierto y cuestionarle absolutamente todo, tanto los apocalipsis imaginarios y tendenciosos, como los que día a día vislumbramos en la mirada aturdida de muchos.

Por: Planeta Incognito y Otros



Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page